POEMAS HUMORÍSTICOS

EL ESPEJO

Yo me miré a un espejo
y el espejo se quebró,
y no fue de ningún golpe
fue sólo al mirarme yo.

Qué impresión se llevaría
que de risa se partió,
ante el rostro que veía.

Otras veces me miré
y de él me había reído,
porque el espejo era viejo
y yo un joven presumido.

El espejo se rompió,
de la risa, al recordar,
cuando me reía yo.

.oOo.

Madrid 23 Abril 1994

ALGÚN DÍA ME ROMPERÉ

Cuando me miro al espejo,
me digo:" que viejo estás"
y la imagen me responde:
"todavía no estas mal"

Deja que corran los años
y de ti te asustarás;
yo no te presagio nada
sólo tú te juzgarás.

No te aguarda sólo esto
que es más grave de verdad,
cuando llegue ese momento
que no te podrás mirar.

No es que el espejo se rompa
es que tú te romperás.

Espera, sólo un instante,
sólo un soplo, nada más,
y no tendrás quién te diga,
ni joven ni viejo estás.

¡No es que se rompa el espejo,
es que tú te quebrarás!

.oOo.

Sevilla 7 Julio 1992

LA SUERTE DE SER MUERTO

El muerto iba en la caja,
no se si contento o triste
pues de nada se quejaba.

Es la suerte de estar muerto,
que no se duele de nada,
en cambio yo por ser vivo
hasta me dolía el alma.

Que vaya dolor de muelas
que tras el muerto llevaba.
¡Vamos, que hasta tuve envidia,
del muerto que iba en la caja!

.oOo.

Sevilla 5 Abril 1995

UN DÍA TE DIJE ADIÓS

Un día te dije adiós,
adiós yo te dije un día,
pero lo que no te dije
era que no volvería:
que me tenías cansado
y aguantar más no podía.

Tú siempre con tu verdad
que yo nunca la tenía,
tú enterada de todo
y yo de nada sabía;
tú la cabeza despierta
mientras durmiendo la mía:
tú con la sesera a tope
yo con la mente vacía.

Tú el poder y todo el mando
y yo sólo obedecía,
a transigir y a callar
si contenta te quería,
de lo contrario tu genio
como un volcán te salía.

Por eso te dije adiós,
y aunque en verdad te quería,
el vaso se derramó
y sin agua quedaría:
tanto el cántaro a la fuente
que al final se rompería.

Un día te dije adiós
adiós yo te dije un día,
pero lo que no te dije
era que no volvería.

.oOo.

Madrid 14 Marzo 1997

MADRIL ES MUCHO MADRIL

Ámonos corriendo al pueblo
con las gallinas y el burro,
que la capital de España
sólo nos trae disgustos.

¡Coge los bultos María,
que yo no aguanto un segundo!

Madril es mucho Madril,
por eso de tó hay mucho,
ilustraos y mu leíos;
pero no faltan lechuzos.

A montones hay borrachos
que no beben queda alguno. . .
gente que son mu formales
y un hormigueo de chulos,
que te sacan la navaja
y muerto quedas del susto.

Que en Madril tu ties de tó,
nada falta, lo aseguro,
pero sobran muchas cosas
que con ellas no comulgo.

Por ejemplo: no concibo
ese ruío tan inmundo,
el trajín de tanto coche
y un cielo con tanto jumos;
los enfaos de la gentes
que ya no tien ni un duro
cuando llega fin de mes.
¡Vaya blafemias que escucho!

Madril es mucho Madril
es Catedral de lo culto,
grandezas y maravillas
se esconden entre sus muros.

Pero yo no pueo aguantarlo,
que son demaciaos tumultos,
por eso me voy pa el pueblo
que yo no estoy pa disgustos.

A mí lugar que es mas sano,
que yo no quieo apretujos,
ni esos vagones de metro
que en verano tanto súo
y me rompen las costillas
cuando en alguno me subo.

¡A mi aldea!¡a mi pueblo!
donde yo me sienta a gusto,
Madril es mucho Madril
y yo de Madril me esfumo.

Que renuncio a las Cibeles,
a la Fuente de Neptuno,
y a esa calle de Alcalá
con tantos pisos de lujo.

Ni el Rastro ni su Cascorro,
que yo no quieo apretujos.

¡Amonos corriendo al pueblo,
con las gallinas y el burro!

.oOo.

Madrid 25 Mayo 1989

MALDITO DESPERTADOR

Un reloj que yo tenía
lo tiré por la ventana
por llamarme cada día.

Al despuntar la mañana,
en mis sueños de esplendor
gritaba más que una rana.

Maldito despertador
que me llamaba el malvado
cuando dormía mejor.

Una vez viejo y cansado
no quiero saber las horas,
ni del tiempo ya pasado.

Que me despierte la aurora
y el cantar del ruiseñor
con su voz fina y sonora.

Que yo no quiero traidor
que sea de mis sueño espía
como aquel despertador.

Por eso con ironía
y cansado de aguantar
lo arrojé a la lejanía.

No se donde fue a parar
mi viejo delatador,
pero le hice callar.

Ya no siento su rumor
ni el tintín de su sonar
del infame espiador.

Ya me dejó respirar
el reloj que yo tenía,
y que tuve que tirar
por llamarme cada día.

¡Traidor de mis madrugadas
cuando mejor me sentía!

.oOo.

Madrid 13 Junio 1988