POEMAS RELIGIOSOS

UNOS VERSOS DE AMOR

Amor para el mundo/ destierro al dolor,
que hermoso milagro/ ¡háznoslo Señor!

Quisiera yo cada día
a la aurora saludar
con un poema de amor
sobre la fraternidad
y sirva para que brote
del mundo un bello rosal.

Y entre las rosas más bellas:
la rosa de la amistad.

Llamo al duende, no responde,
y a Dios no puedo llamar,
tengo cerradas sus puertas,
me conoce de verdad:
soy pecador disfrazado
y de fiel: ¡un falso más!

Yo quisiera que unos versos
pudiera al mal desterrar,
me siguieran cual mi sombra
e irradiarlo en libertad,
para declamarlo al mundo
que falto de estima está.

Señor, perdona al poeta
y dame el verso de paz,
para que elimine el llanto
en su negro caminar
y allane los desniveles
de tanta desigualdad.

Sílabas de avenencias,
pon en mis versos tu imán,
llenen mis turbias ideas
tu infinita claridad,
para que se calme un poco
este feroz vendaval.

Dame el numen de la magia,
tengo ansias de crear
versos donde rinda el sol
las nubes de oscuridad,
canto que ayude a la pena
y a su dolor endulzar.

Que camina cabizbaja
llena de nubosidad,
crucificada en dolor
gimiendo sin respirar,
por los caminos oscuros
cargada de soledad.

Para mi sed nada pido,
reclamo un manantial
donde corra el agua clara
de amor y de honestidad
y que beban de sus aguas
los sedientos por igual.

Otros, la gloria te piden,
yo te suplico igualdad,
que derrames el milagro
y a tanta angustia calmar;
te pido misericordia
y todo un bien sin final.

Sólo unos versos demando
que defiendan la verdad,
esa que tú predicabas,
de volverle el bien al mal.

¡Ciérrale Señor las puertas
a tanta calamidad!

Transmíteme ese poema
de tu mente celestial,
dame esos versos de luz
que nunca pude alcanzar
y que ilumine a la tierra
con toda su intensidad.

¡Que en los jardines del alma
germine el blanco azahar!

Te pido, ¡Señor! tu verso,
nítido como el cristal,
hecho pétalos de flores
que al ser pueda permutar,
que brote de un sólo árbol
los frutos de dignidad.

Que un nido de paz resalte
en un nuevo despertar,
donde las aves sonoras
nos canten con suavidad
con sus mensajes armónicos
y el acento musical.

Un verso, y no para mí. . .
“señor”
sólo para los demás.

.oOo.

AL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN


Una gran sierpe de sogas
se anillan sobre su cuerpo,
al suplicio de la Cruz
se condenó al Nazareno,
y aquella divina luz
está de dolor muriendo.

¡Cristo de la Expiración!
¡Cristo de los Trïaneros!
tu escultura representa
los más dolorosos duelos
y la agonía más larga
de los últimos momentos.

Sevilla llora tu pena
cuando florea el almendro
y el brote de los geranios
celebran su nacimiento,
con besos de enredaderas
que acarician limoneros.

Cuando la tarde sucumbe
sufres tu postrer momento,
sudores fríos te anuncian
que estás de la vida lejos
y cerca sombras de muerte
tocan fin a tus tormentos.

Tocado de negra angustia
clavado estás al madero,
con tus carnes desgarradas
desplomado y macilento,
impotente e implorando
en tus últimos momentos.

¡Tiembla el Puente de Triana!
el río guarda silencio,
ni un murmullo sus corrientes;
¡tragedia presagia el viento!
y el aura de primavera
mecen blancores de incienso.

¡Hombres firme! ¡duros hombres!
cofrades que en el secreto
van cargados de paciencia
con la procesión por dentro.

Como Cristo perdonando
y como Él padeciendo.

Un hervidero de fieles
lloran lágrimas de versos,
Guadalquivir tembloroso
cubre sus aguas de negro,
mientras la Torre del Oro
gime suspiros de muerto.

Un año más cruza el puente,
vuelve el Cachorro a su templo,
lágrimas de primavera
exhalan los pensamientos
por ese Cristo yacente
por lo martirios ya yerto.

Vela callada la luna,
su llanto está sin consuelo,
que en una Cruz de Pasión
se estremeció el Nazareno,
con un perdón en los labios
y con los ojos al cielo.

No ha nacido quien describa
tanto amor y sentimiento,
Trïana es toda oración
hecha saeta de ensueños,
de un amanecer de sangre
y una tarde de lamentos.

"¡Dame fuerzas Padre mío!"
Cristo expira en el madero,
a la vez que de amargura
sollozan los Trïaneros.

.oOo.

Madrid 20 Marzo 1992

COSTALEROS

Costaleros de Sevilla:
color de bronce las caras,
fornidos,duros, de acero,
pasos lentos de pulgadas;
sacos en cabeza y cuello
el lujo que os engalana,
entre sofocos y umbría
protagonistas de dramas.

Costaleros de Sevilla:
penitentes de Triana,
que los luceros relucen
por los senderos del alba:
camináis en silencio
sin luz en vuestra mirada.

Arriba va el esplendor,
varales de filigranas,
los mantos de terciopelo
bordados con oro y plata;
los pasos son de arte puro,
sus tronos de perla y nácar
y el Parque María Luisa
en jarras finas labradas.

‑Los Cristos‑rojos claveles
brotan de sus mismas llagas.

Los candelabros de luto
se marchitan y se apagan,
como se apaga la vida
del Cristo en la madrugada.

Abajo los costaleros
con sus alpargatas blancas,
sudorosos y en tinieblas
y su labor silenciada,
llevando sobre su cerviz
Nazarenos y Esperanzas.

Pasos cortos costaleros
que la noche se quebranta,
que van los Cristos muriendo
y de dolor se desgarran.

¡Mecedlos con mucho mimo,
que la vida se le escapa!

Costaleros de Sevilla:
sombras en la noche clara,
ignorados en penumbras,
hombres de penas calladas;
que sois la gloria más grande
de las noches sevillanas.

Y hacéis posible que vibre
Sevilla en Semana Santa.

.oOo.

Madrid 9 Enero 1989