POEMAS VEJEZ

A LA JUVENTUD MUERTA Que redoblen las campanas que mi juventud ha muerto, ya la llevan a enterrar cuatro pajes del recuerdo, en un féretro de pena de nostálgicos maderos. Que se consumió la gloria y llegaron los infiernos, la salud perdió el camino y las canciones se fueron, que todo lo hizo pedazos el terremoto del tiempo. Ya murió la juventud, ya murió el ángel nuevo, llegó la vejez maldita que es decir duelo y lamento, que se enredó mi alegría en un viaje muy lejos. Que ya traspasé la meta de lo jovial y contento, ahora noches en la sombra muchas ansias y desvelos y una memoria que vive tan sólo para el recuerdo. El ayer se fue enfermando y hoy se celebra el entierro. .oOo. AÑOS Y EXPERIENCIA Regalo cincuenta años con todas sus experiencias, que aunque me costaron caras ni un duro cobro por ellas. ¡Regalo veteranía y tiempo que tanto cuesta! ¡Gratis! ¡gratis! ¡todo gratis! ni una mísera peseta quiero por mis sacrificios y el amargor de mis penas: cincuenta años de vida le regalo a quien los quiera. ¡Y yo quedo con el resto y a vivir y cuenta nueva! .oOo. MAÑANA Yo nunca digo : mañana por si mañana no tengo, que eso dijeron algunos y mañana no tuvieron, ningún mañana es seguro y afianzarlo es un riesgo. Mañana puede ser nunca, tantos casos se están viendo, que a mañana no llegaron muchos que así lo dijeron. Que aunque mañana está ahí a veces queda muy lejos; muchos dijeron mañana pero no lo consiguieron. y quedaron atrapados sin ver mañana de nuevo. .oOo. DESEOS CUMPLIDOS No soy el mismo de ayer, ayer era un estudiante y mira donde llegué. Quise vivir para algo y ansioso de llegar lejos, tan lejos quise llegar que llegué y aquí me encuentro: sólo un poquito de espera y cumplidos mis deseos. ¡Victoria! ¡triunfo! ¡victoria! ya me llené de trofeos, ya conseguí lo que quise con sacrificio y esfuerzo. ¡Mirar al hombre estudioso que apenas si tiene aliento! Brillante fue mi carrera, siempre en la vida corriendo, hasta llegar a la meta para merecer el premio y llegué casi al final, y aquí estoy, medio muerto. Un hombre que no vivió y que envejeció sufriendo. Y triunfó, claro que sí, llegando más pronto a viejo. .oOo. LA SORPRESA DE LA MUERTE Me sorprenderá la muerte, tal vez, ejerciendo mi mente como siempre, pensando en un poema llegará cuando menos en su llegada piense. Lo dejaré todo y detrás de ella iré muy frío al reino que me lleve. .oOo. CUANTOS SIN SABORES Después de ganar la guerra que es guerra vivir la vida, ahora muero sin batalla y por la muerte maldita. Y luego lo pienso: cuantos sin sabores y sólo para eso, una lucha vana para morir luego. La vida señores solamente es esto: Nacer y luchar. . . después hombre muerto. .oOo. LA PEREZA DEL SUEÑO Con las vivencias de ayer y la nostalgia de hoy, cuántas horas en vela esperan las madrugadas. Qué cansancio nos asedia cuando llegamos tan lejos, hasta el sedante más sutil se niega a vencer al sueño y así, escoltando estrellas, se van las horas despiertos. Que las noches se hacen largas después de tantos inviernos y en ensayos de canciones arrugadas por el tiempo, poco a poco nos dormimos como los niños pequeños. Con los sueños de colores vamos hilvanando versos, nos extasían mariposas del oasis más despierto. ¡Que son bellos pocos años, si a la vez felices fueron! Que galopando en la noche por las sendas del silencio que dejan siempre los años, nos surgen viejos recuerdos y campanas del pasado nos tocan dentro, muy dentro. Y así, batimos la noche y a la indolencia del sueño, apagando nubarrones tan lóbregos del momento. “Siempre el ayer fue más claro, por ser ayer. . . nos creemos” ¡Ay! de los parques perdidos. ¡Ay! del ayer sin regreso. ¡Ay! de aquello que no vuelve. . . Cuánta añoranza tenemos. .oOo. EL GRITO DEL SILENCIO Nuestros hijos ya se fueron y no se oyen sus pasos, con sus falta nos cayó nuestra cruz de solitarios y así pasamos la vida de soledad condenados. Con la añoranza en la mente se van los días pasando, y nos quedamos dormidos como dos niños cansados. Silencio por todas partes, con la vista nos hablamos, que sólo con la mirada sabemos comunicarnos. Que la palabra se ha roto con el vaivén de los años, y una pena amarga y lenta nos sella ya nuestros labios. Silencio por los rincones de negra sombra enlutado, los duendes de la tristeza nos llevan ya de la mano. Que no es triste solamente el llegar a ser anciano, es la maldita penumbra que nos deja esclavizados y esta triste soledad que los dos solos llevamos. Se fueron ya nuestros hijos llenos de sueños dorados, como nosotros hicimos en nuestros jóvenes años, cuando la ilusión lucía su atuendo de abril y mayo. Hoy ya quedamos los dos al silencio sentenciados, a una cárcel de recuerdos con rejas de puro llanto. .oOo. -Manuel Cornejo González-